viernes, 28 de enero de 2011

Aprender a dibujar para aprender a vivir. Ricardo Marín.

El contenido de este texto se centra en la evolución histórica que ha tenido la enseñanza del dibujo desde la Antigüedad hasta nuestros días y el proceso de cambio que ha sufrido en cada una de estas épocas.

Para hacer un poco de resumen de lo que nos expone en su texto, la enseñanza del dibujo se puede dividir desde el siglo XIX hasta nuestros días como una materia que se incluye en la escuela y anterior a este siglo como una enseñanza profesional dirigida a la formación de trabajadores especializados.
En la Antigüedad, su enseñanza se recomendaba para la vida diaria de las personas para saber apreciar la belleza. Es la visión de Aristóteles.
En la Edad Media, se consideraban oficios manuales y se desempeñaban en los lugares de trabajo y con un sentido artesanal.
En el Renacimiento se empezaron a en organizar academias de dibujo. Acudían a ellas las personas que querían especializarse para su futuro trabajo en el dibujo.
Es en el siglo XIX cuando entra como materia en las clases de primaria y secundaria, pero con un sentido de rigurosidad, donde el dibujo se contemplaba como la exactitud y la precisión a la hora de su manejo. Se crearon libros y cuaderno para aprender a dibujar con esos requisitos a mano alzada.
Es a finales del XIX, con la búsqueda de una sociedad no contaminada por parte de Gauguin y sus viajes a Taití cuando se empieza a buscar la espontaneidad en el dibujo, y a principios del XX donde se descubre el dibujo de los niños como una forma de representación que se utiliza para expresar la visión que tienen lo niños del mundo.
El dibujo empieza a tratarse como lenguaje.
En 1951 la UNESCO organizó un seminario sobre educación artística que culminó con la fundación de la Sociedad Internacional de Educación a través del arte (INSEA).
Y en 1955 se aprobaron las recomendaciones relativas a la enseñanza artística en las escuelas, que se resumían en " la obligatoriedad de ésta en la escuela primaria y en la libre expresión como método más adecuado".
“Ver es pensar”, este es el fruto de las investigaciones del psicólogo Rudolf Arnhein.

Esta evolución histórica que sufre la enseñanza del dibujo nos enseña que el camino del aprendizaje del dibujo es un sistema que ayuda a las personas a PENSAR, ya que fomenta la creatividad, la percepción y la expresión.
Estoy de acuerdo con la propuesta para que el dibujo aparezca en la formación escolar y en secundaria como materia formativa, al igual que puede aparecer la educación física o la musical. Pero no comparto algunas opiniones.
En caso de que esta aparezca en las aulas quiere decir que es por tanto evaluable. Pero en que sentido. No se puede enseñar a los niños a ser un pequeño de Kooning o un Pollock y llevarlos por esta senda. Para mi, la evaluación estaría mucho más enfocada al grado de evolución o de compromiso que se pueda tener con su dibujo, cosa que para un niño o una persona joven puede ser exagerado. Así que habría que encontrar un termino medio donde la enseñanza del dibujo no suponga una agresión hacia el alumno. No sea una imposición.
En estos casos es donde la postura académica parece más rentable, se enseña a dibujar para aprender a representar y nos quitamos de problemas a la hora de evaluar. Visión que puede chocar y que puede ser bastante opresora para la edad infantil (aunque este es el prototipo de profesor de dibujo actual).
La respuesta desde mi punto de vista está en saber organizar un sistema que pueda influenciarse y sacar partido de todas estas visiones. La enseñanza del dibujo tiene que ser libre y expresiva, con lo que el profesor tiene que ser un soporte para ayudar a percibir, no a ver con los ojos de otro.

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